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miércoles, 13 de noviembre de 2013

para que sirve un castigo???

Una de las situaciones más interiorizadas y repetidas por el género humano cuando somos adultos, es el hecho de castigar a los niños... seamos padres, madres, abuelos, abuelas, profesores o profesoras o no tengamos ni puñetera idea de criar retoños, lo que si sabemos es castigar...
...porqué??? 
yo creo que es por el hecho de que cuando éramos esos retoños inocentes y felices...

-o por lo menos yo, a pesar de esos castigos, sobre todo por parte de mis profesores, día tras día, ya que mis padres hablaban mucho conmigo y no comprendían el castigo como método de educación (algo casi impensable en los años ´70 y ´80 ) y sólo recuerdo un castigo, llevado a cabo por mi madre... SÍ, UNO SÓLO!!! con 6 años, por mear en la alfombra del salón delante de la televisión, no me preguntéis el porqué lo hice, NO ME ACUERDO!!! pero me castigaron sin ver la tele ese día y para cama a las 6 de la tarde.- 

...pues como decía creo que los adultos tienden a castigar, porque es su forma de vencer la frustración que les causa su vida adulta y se sienten poderosos ante humanos pequeñitos e indefensos, que pueden manejar a su antojo mediante el uso de la fuerza, tanto física como psicológica, y cuando los niños hacen algo que el adulto considera "malo", viene el castigo, casi siempre exagerado, no acorde con las circunstancias que lo propiciaron (por ejemplo, si no comes, te encierro en tu habitación; ...no comprendo la relación educativa entre ambas situaciones) y poco productivo a la hora de generar lo que pretende el castigo, que es que no se repita la acción en un futuro.

Es más, podría asegurar, intentando retrotraerme a mi infancia, que si algo he aprendido de todos los castigos que mis profesores me ponían un día sí, otro también, y el tercero de regalo (ahí comprendí el refrán, "No hay dos sin tres") es que ni me acuerdo la mayoría de las veces del porqué me castigaban... 
(aunque el día que meé en la alfombra del salón sigue sin olvidárseme el porqué y el castigo -ir a la cama a las 6 y no poder ver los payasos de la tele, como me pica la nariz!!!-)
...y otra cosa fundamental es lo que debería haber aprendido con aquellos castigos... 
(vuelvo a repetir y aún a riesgo de ser pesado, el día que meé en la alfombra del salón, aprendí a que no se mea en la alfombra del salón. Supongo que es la excepción a la regla, de que los castigos no sirven para nada)
...es que aún no me he enterado de que pretendían con el castigo.
y sin embargo, de lo que sí me he enterado, es de que eran muy injustos ciertos profesores (he llegado a sufrir una expulsión sin estar en clase), tener sensación de impotencia que me llevaba a ir mas allá en mis travesuras, aprendí a no confiar en ellos y a la vez sentía que abusaban con su poder, lo que generaba cada vez más... una travesura o una desobediencia mayores que las anteriores, como respuesta al castigo arbitrario.

Por ejemplo, estaba en clase hablando con un compañero, y me castigaban fuera de clase con el compañero, y entonces pensaba...
 (joder!!! es mejor hablar y que te echen, que aguantar al peñazo este)
...en resumen, aprendía que cuando te castigaban tenías que estar mas listo para que no te volvieran a pillar, y si el castigo era mejor que estar haciendo lo que hacías, pues que te castigaran y a pasarlo bien.

Ahora lo que me pregunto yo, es...
...no será más fácil motivar a los niños para que aprendan mediante métodos que les despierte la curiosidad y aprendan haciendo??? en vez de estar "peleando" con ellos para que se estén quietos???

Después, con los años, se produce un estado, del que poco se habla en los libros, el de la dualidad de tu vida... eres una persona con tus padres y con tus profesores y luego pasas a ser otra completamente diferente con tus amigos y con tus iguales... en la adolescencia y después de pasarla, tienes una doble vida, que cambia dependiendo con quien te encuentres, tus padres presuponen que cuando sales con tus amigos bebes, pero no mucho y si llegas mal un día será culpa de las amistades, nunca de su hijo o hija; te comportas de una manera con tus iguales (la cual tu padres ignoran) y te comportas de otra manera con ellos, haciendo lo que supones que ellos quieren, para que no te molesten mucho, ni te echen muchas charlas, ni te castiguen...

Al final creamos una pantalla de niños buenos frente a nuestros padres, para protegernos de esos posibles castigos, de esos sermones interminables, y aprendemos empatía con nuestros amigos, porque ellos se encuentran en nuestra misma situación y nos solidarizamos...

...y prácticamente nunca un castigo sirve para el fin que se ha creado, sino que refuerza la impotencia de quien lo recibe, fomentando el engaño de quien lo padece, para no volver a sufrirlo.

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