"El lavado de cerebros en libertad es más eficaz que en las dictaduras...
...el sistema de control de las sociedades democráticas es muy eficaz; instila la línea directriz como el aire que respira. Uno ni se percata, y se imagina a veces estar frente a un debate particularmente vigoroso. En el fondo, es mucho más rendidor que los sistemas totalitarios.
No olvidemos cómo se impone siempre una ideología. Para dominar, la violencia no basta, se necesita una justificación de otra naturaleza. Así, cuando una persona ejerce su poder sobre otra -trátese de un dictador, un colono, un burócrata, un marido o un patrón-, requiere de una ideología que la justifique, siempre la misma: esta dominación se hace ”por el bien” del dominado. En otras palabras, el poder se presenta siempre como altruista, desinteresado, generoso."
Noam Chomsky
Cuando enseño el estudio del cambio de marco, en Berkeley, en el primer curso de Ciencia Cognitiva, lo primero que hago es darles a los estudiantes un ejercicio. El ejercicio es: No pienses en un elefante. Hagas lo que hagas, no pienses en un elefante...
...No he encontrado todavía un estudiante capaz de hacerlo. Toda palabra, como elefante, evoca un marco, que puede ser una imagen o bien otro tipo de conocimiento: los elefantes son grandes, tienen
unas orejas que cuelgan, y una trompa; se los asocia con el circo, etc. La palabra se define en relación con ese marco. Cuando negamos un marco, evocamos el marco.
Richard Nixon lo descubrió por la vía dura. Presionado para que dimitiera durante el escándalo del Watergate, se dirigió al país a través de la televisión. Se presentó ante los ciudadanos y dijo: «No soy un chorizo.» Y todo el mundo pensó que lo era.
Los marcos son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo. Como consecuencia de ello, conforman las metas que nos proponemos, los planes que hacemos, nuestra manera de actuar y aquello que cuenta como el resultado bueno o malo de nuestras acciones.
En política nuestros marcos conforman nuestras políticas sociales y las instituciones que creamos para llevar a cabo dichas políticas.
Cambiar nuestros marcos es cambiar todo esto. El cambio de marco es cambio social.
Los marcos de referencia no pueden verse ni oírse. Forman parte de lo que los científicos cognitivos llaman el «inconsciente cognitivo», estructuras de nuestro cerebro a las que no podemos acceder
conscientemente, pero que conocemos por sus consecuencias: nuestro modo de razonar y lo que se entiende por sentido común.
También conocemos los marcos a través del lenguaje. Todas las palabras se definen en relación a marcos conceptuales. Cuando se oye una palabra, se activa en el cerebro su marco (o su colección de marcos). Cambiar de marco es cambiar el modo que tiene la gente de ver el mundo. Es cambiar lo que se entiende por sentido común. Puesto que el lenguaje activa los marcos, los nuevos marcos requieren un nuevo lenguaje.
Pensar de modo diferente requiere hablar de modo diferente.
"Si el juego está trucado de antemano, no te prestes al juego."
Esto nos proporciona un principio básico del enmarcado para cuando hay que discutir con el adversario: no utilices su lenguaje. Su lenguaje elige un marco, pero no será el marco que tú quieres.
La familia conservadora se estructura en torno a la imagen del padre estricto que cree en la necesidad y el valor de la autoridad, que es capaz de enseñar a sus hijos a disciplinarse y a luchar en un mundo
competitivo en el que triunfarán si son fuertes, afirmativos y disciplinados.
El gran logro de la estrategia de los conservadores ha sido el de estructurar todos los asuntos políticos en torno a estos valores básicos y profundamente asentados en la mentalidad de gran parte de los
ciudadanos. Profundizando ese sistema de conceptos y valores, los intelectuales al servicio de los conservadores han sido capaces de elaborar un discurso articulado y un lenguaje eficaz. Eficaz porque reconoce el poder de nombrar, que es el de empotrar cada denominación en un marco conceptual que implica valores y sentimientos de los que las audiencias son generalmente inconscientes. Y ese lenguaje bien armado con sus implicaciones morales y emocionales tiene
el poder de definir las realidades una vez introducido y reiterado en los medios de comunicación.
Los progresistas tienen también un sistema moral que se enraíza en una concepción de las relaciones familiares. Es el modelo de los padres protectores, que creen que deben comprender y apoyar a sus hijos, escucharles y darles libertad y confianza en los demás, con los que deben cooperar.
La neurociencia nos dice que cada uno de nuestros conceptos —los conceptos que estructuran nuestro modo de pensar a largo plazo— están incrustados en las sinapsis de nuestro cerebro. Los conceptos no son cosas que pueden cambiarse simplemente porque alguien nos cuente un hecho. Los
hechos se nos pueden mostrar, pero, para que nosotros podamos darles sentido, tienen que encajar con lo que está ya en las sinapsis del cerebro. De lo contrario, los hechos entran y salen inmediatamente. No se los oye, o no se los acepta como hechos, o nos confunden.
¿Por qué habrán dicho eso?
Entonces calificamos el hecho de irracional, de enloquecido o de estúpido. Eso es precisamente lo que ocurre cuando los progresistas «confrontan a los conservadores con los hechos». Tiene escaso o nulo efecto, a menos que los conservadores tengan un marco que dé sentido a los hechos.
Los conservadores utilizan el lenguaje orwelliano exactamente cuando tienen que hacerlo: cuando están debilitados y cuando no pueden aparecer y decir lo que piensan. Imagínate que saliesen
apoyando una «Ley de Cielos Sucios», o una «Ley de Destrucción de los Bosques», o una «Ley para liquidar la Enseñanza Pública». Perderían. Saben que la gente no apoyaría lo que intentan hacer.
El lenguaje orwelliano indica debilidad —debilidad orwelliana. Cuando oigas el lenguaje orwelliano, observa de dónde surge, porque es una guía para saber en qué son vulnerables. No lo utilizan en todos los sitios. Es muy importante observarlo y utilizar sus debilidades en provecho propio.
Francamente, es justo que los ricos se financien sus caros estilos de vida, y que las personas que lo hacen posible (el 99 % restante) se les pague lo que es de justicia, que su salario les permita vivir dignamente con unos servicios básicos.
Son esos miles de millones de trabajadores, los que sostienen el estilo de vida de la cúspide de la pirámide de la población (el 1 % más rico), muchas veces con trabajos muy duros, pero indispensables, insuficientemente retribuidos, cuando sin ellos, no se podrían mantener dichos estilos de vida.
Independientemente de lo bien que esa cúspide de la población haya invertido su capital, nunca podrán alcanzar, por sí mismos, los grandes logros científicos, sanitarios, de infraestructuras... que vía impuestos han desarrollado los estados; y vía "capacidad intelectual", han desarrollado esos miles de millones de personas.
enlace al libro completo...
http://www.textosenlinea.com.ar/academicos/Lakoff%20-%20No%20pienses%20en%20un%20elefante.pdf
Cuando enseño el estudio del cambio de marco, en Berkeley, en el primer curso de Ciencia Cognitiva, lo primero que hago es darles a los estudiantes un ejercicio. El ejercicio es: No pienses en un elefante. Hagas lo que hagas, no pienses en un elefante...
...No he encontrado todavía un estudiante capaz de hacerlo. Toda palabra, como elefante, evoca un marco, que puede ser una imagen o bien otro tipo de conocimiento: los elefantes son grandes, tienen
unas orejas que cuelgan, y una trompa; se los asocia con el circo, etc. La palabra se define en relación con ese marco. Cuando negamos un marco, evocamos el marco.
Richard Nixon lo descubrió por la vía dura. Presionado para que dimitiera durante el escándalo del Watergate, se dirigió al país a través de la televisión. Se presentó ante los ciudadanos y dijo: «No soy un chorizo.» Y todo el mundo pensó que lo era.
Los marcos son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo. Como consecuencia de ello, conforman las metas que nos proponemos, los planes que hacemos, nuestra manera de actuar y aquello que cuenta como el resultado bueno o malo de nuestras acciones.
En política nuestros marcos conforman nuestras políticas sociales y las instituciones que creamos para llevar a cabo dichas políticas.
Cambiar nuestros marcos es cambiar todo esto. El cambio de marco es cambio social.
Los marcos de referencia no pueden verse ni oírse. Forman parte de lo que los científicos cognitivos llaman el «inconsciente cognitivo», estructuras de nuestro cerebro a las que no podemos acceder
conscientemente, pero que conocemos por sus consecuencias: nuestro modo de razonar y lo que se entiende por sentido común.
También conocemos los marcos a través del lenguaje. Todas las palabras se definen en relación a marcos conceptuales. Cuando se oye una palabra, se activa en el cerebro su marco (o su colección de marcos). Cambiar de marco es cambiar el modo que tiene la gente de ver el mundo. Es cambiar lo que se entiende por sentido común. Puesto que el lenguaje activa los marcos, los nuevos marcos requieren un nuevo lenguaje.
Pensar de modo diferente requiere hablar de modo diferente.
"Si el juego está trucado de antemano, no te prestes al juego."
Esto nos proporciona un principio básico del enmarcado para cuando hay que discutir con el adversario: no utilices su lenguaje. Su lenguaje elige un marco, pero no será el marco que tú quieres.
La familia conservadora se estructura en torno a la imagen del padre estricto que cree en la necesidad y el valor de la autoridad, que es capaz de enseñar a sus hijos a disciplinarse y a luchar en un mundo
competitivo en el que triunfarán si son fuertes, afirmativos y disciplinados.
El gran logro de la estrategia de los conservadores ha sido el de estructurar todos los asuntos políticos en torno a estos valores básicos y profundamente asentados en la mentalidad de gran parte de los
ciudadanos. Profundizando ese sistema de conceptos y valores, los intelectuales al servicio de los conservadores han sido capaces de elaborar un discurso articulado y un lenguaje eficaz. Eficaz porque reconoce el poder de nombrar, que es el de empotrar cada denominación en un marco conceptual que implica valores y sentimientos de los que las audiencias son generalmente inconscientes. Y ese lenguaje bien armado con sus implicaciones morales y emocionales tiene
el poder de definir las realidades una vez introducido y reiterado en los medios de comunicación.
Los progresistas tienen también un sistema moral que se enraíza en una concepción de las relaciones familiares. Es el modelo de los padres protectores, que creen que deben comprender y apoyar a sus hijos, escucharles y darles libertad y confianza en los demás, con los que deben cooperar.
La neurociencia nos dice que cada uno de nuestros conceptos —los conceptos que estructuran nuestro modo de pensar a largo plazo— están incrustados en las sinapsis de nuestro cerebro. Los conceptos no son cosas que pueden cambiarse simplemente porque alguien nos cuente un hecho. Los
hechos se nos pueden mostrar, pero, para que nosotros podamos darles sentido, tienen que encajar con lo que está ya en las sinapsis del cerebro. De lo contrario, los hechos entran y salen inmediatamente. No se los oye, o no se los acepta como hechos, o nos confunden.
¿Por qué habrán dicho eso?
Entonces calificamos el hecho de irracional, de enloquecido o de estúpido. Eso es precisamente lo que ocurre cuando los progresistas «confrontan a los conservadores con los hechos». Tiene escaso o nulo efecto, a menos que los conservadores tengan un marco que dé sentido a los hechos.
Los conservadores utilizan el lenguaje orwelliano exactamente cuando tienen que hacerlo: cuando están debilitados y cuando no pueden aparecer y decir lo que piensan. Imagínate que saliesen
apoyando una «Ley de Cielos Sucios», o una «Ley de Destrucción de los Bosques», o una «Ley para liquidar la Enseñanza Pública». Perderían. Saben que la gente no apoyaría lo que intentan hacer.
El lenguaje orwelliano indica debilidad —debilidad orwelliana. Cuando oigas el lenguaje orwelliano, observa de dónde surge, porque es una guía para saber en qué son vulnerables. No lo utilizan en todos los sitios. Es muy importante observarlo y utilizar sus debilidades en provecho propio.
Francamente, es justo que los ricos se financien sus caros estilos de vida, y que las personas que lo hacen posible (el 99 % restante) se les pague lo que es de justicia, que su salario les permita vivir dignamente con unos servicios básicos.
Son esos miles de millones de trabajadores, los que sostienen el estilo de vida de la cúspide de la pirámide de la población (el 1 % más rico), muchas veces con trabajos muy duros, pero indispensables, insuficientemente retribuidos, cuando sin ellos, no se podrían mantener dichos estilos de vida.
Independientemente de lo bien que esa cúspide de la población haya invertido su capital, nunca podrán alcanzar, por sí mismos, los grandes logros científicos, sanitarios, de infraestructuras... que vía impuestos han desarrollado los estados; y vía "capacidad intelectual", han desarrollado esos miles de millones de personas.
enlace al libro completo...
http://www.textosenlinea.com.ar/academicos/Lakoff%20-%20No%20pienses%20en%20un%20elefante.pdf
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ResponderEliminarDenomínase pendente esvaradía (slippery slope) a un proceso no que unha acción inicia una cadea de eventos que levarán a un evento posterior, non relacionado nun comezo. A imaxe non é moi distinta á do efecto dominó, pero se cadra esta reflicte mellor as situacións nas que un movemento ou un suceso aparentemente pequeno levan inevitablemente (como caendo por unha pendente) a un escenario moi distinto ou a movementos de moita maior importancia. No tantas veces citado Non penses nun elefante George Lakoff explica ben o funcionamento deste fenómeno a partir da súa utilización polos lobbys conservadores nos Estados Unidos: cesións en aparencia menores acaban desembocando en modificacións lexislativas profundas; pequenas derrotas discursivas derivan en estados de opinión que acaban por mudar por completo aquilo que se considera de senso común, o horizonte do posible. Ao final, ao igual que na coñecida técnica do elefante, o esencial é a creación do marco no que se analiza un asunto, a definición dos elementos do debate e a defensa política desa construción discursiva...
ResponderEliminarhttp://praza.gal/opinion/3171/evitar-pendentes-esvaradias-definir-o-campo-de-xogo/