En 1635 se vendieron 40 bulbos por 100.000 florines. A efectos de comparación, una tonelada de mantequilla costaba 100 florines, y ocho cerdos 240 florines. Un bulbo de tulipán llegó a ser vendido por el precio equivalente a 24 toneladas de trigo.6 El récord de venta lo batió el Semper Augustus: 6.000 florines por un sólo bulbo, en Haarlem.
En 1637, el 5 de febrero, un lote de 99 tulipanes de gran rareza se vendió por 90.000 florines: fue la última gran venta de tulipanes. Al día siguiente se puso a la venta un lote de medio kilo por 1.250 florines sin encontrarse comprador. Entonces la burbuja estalló.
Los precios comenzaron a caer en picado y no hubo manera de recuperar la inversión: todo el mundo vendía y nadie compraba. Se habían comprometido enormes deudas para comprar flores que ahora no valían nada. Las bancarrotas se sucedieron y golpearon a todas las clases sociales. La falta de garantías de ese curioso mercado financiero, la imposibilidad de hacer frente a los contratos y el pánico llevaron a la economía holandesa a la quiebra...
...en 2013, La deuda de los consumidores en los Países Bajos ha alcanzado el 250% de la renta disponible y es una de las más altas del mundo. Como comparación, España nunca ha superado el 125%.
Hasta ahora,
Holanda había sido el gran aliado de Alemania en la imposición de la austeridad por todo el continente como respuesta a los problemas de la moneda. Ahora que el bajón se agrava, el apoyo holandés a una receta sinfín de recortes y recesión (e incluso al euro) empezará a esfumarse.
Los demás colapsos de la Eurozona siempre han ocurrido en la periferia de la divisa. Eran países marginales y sus problemas se presentaban como accidentes, no como pruebas de los fallos sistémicos de la forma en que se armó la moneda. Los griegos gastaban demasiado. Los irlandeses dejaron que su mercado inmobiliario se descontrolase. Los italianos siempre tuvieron demasiada deuda para empezar. Para los holandeses no hay ninguna excusa: ellos obedecieron todas las reglas.
Moraleja... quien no estudia historia, al final, se acaba pegando de nuevo otra ostia.
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