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martes, 5 de enero de 2016

Cuento De Reyes...

Era una noche cualquiera, estrellada, las luces no eran necesarias, las estrellas iluminaban el corazón de las personas. La hija vivía en una soledad continua, y en víspera de reyes se encontraba,  acompañada por cientos de juguetes, libros y personas que la cuidaban, y a la vez era una hija solitaria.

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...y sigue leyendo.

Sus padres eran los grandes magos; como todos los padres lo son para sus hijos, eran gigantes con una sabiduría sin fin, omnipotentes y sabios con toda su grandeza, pero todas estas cualidades eran inútiles para ella, porque sus trabajos, a pesar de que les permitían ganar ingentes cantidades de dinero, con los cuales comprar cientos de regalos, a cada cual mas caro e inútil, y contratar decenas de personas: cuidadoras, payasos, magos menores... 
...lo que nunca podían comprar era tiempo, para estar con su hija, porque no lo tenían, ellos trabajaban para que ella tuviera todo lo mejor.

Y esa noche cualquiera, pero estrellada, en un momento libre que tenían en su apretadísima agenda, le preguntaron...

Hija...
...qué costosísimo presente deseas que tus insignes progenitores te ofrezcan en esta fecha tan entrañable???
Deseo unas gafas, para que mis invisibles padres me puedan Ver, ya que mucho dinero ganais y los mejores magos sois...
...me lo podréis ofrecer???

Entonces sus padres, los grandes magos, los millonarios magos, que trabajaban y trabajaban para darle todo a su Queridísima y Amadísima Hija, se preguntaron que era aquella respuesta. Y como con toda su sabiduría, no eran capaces de resolver tamaño misterio, acudieron a la anciana mas sabia de su pueblo, llamada vetusta morla...

[...]Toda aquella Montaña de Cuerno, Attreyu lo comprendió de pronto, era un único y monstruoso animal, una formidable tortuga de pantano: ¡la vetusta Morla!, el ser más viejo de Fantasía.[...]

Y Ella les indicó que debían caminar hasta el lago de la verdad, para desentrañar tan desconocido misterio.

Y como sus padres no estaban dispuestos a dejar de resolver el misterio que les había planteado su hija, fueron junto a la vetusta morla,  a reflejarse en el lago de la Verdad. Al principio, todas las imágenes que les ofrecía el lago les parecieron confusas, momentos de su niñez de pesar y melancolía: una vida uterina triste y estresante, demasiadas obligaciones de sus propias madres y padres; una niñez solitaria y llena de responsabilidades; pocos juegos, ninguna compañía, muchos regalos y juguetes, pero escasos momentos con sus padres para compartirlos. El tiempo fue pasando y la chispa e inocencia infantiles, habían acabado escondidas,  habían aprendido a ser adultos, pero no querían recordar su triste infancia y acabaron bajo profundas capas de insatisfacción y resignación. 

Sus padres no les habían acompañado en sus descubrimientos infantiles, nadie les había regalado, sin estar contratados para ello, su tiempo de forma desinteresada y cariñosa. La soledad había sido su eterna acompañante y los miles de regalos que habían recibido no habían sido más que pobres sustitutos de sus verdaderas necesidades de niños: Amor, compañía, paciencia, respeto y tiempo, tiempo junto a Mamá y Papá. 

Al Contemplar la Verdad de su propia niñez, los magos sintieron una tristeza tan profunda al darse cuenta de que sus sentimientos, eran los mismos, que en estos momentos tenia su hija, que lloraron y lloraron, derramaron lágrimas de tristeza y tiempo perdido, sobre aquel precioso lago, lágrimas que se habían transformado en comprensión y amor, sobre la tibieza y sabiduría de aquellas aguas. 
Su hija solo necesitaba un regalo, y no era material, no valía nada, era tan sencillo, como que quería la compañía de sus padres. Disfrutar de ellos, de sus risas, de sus abrazos, de sus palabras de aliento, de sus besos, de sus enseñanzas, de su amor...
No pierdas la oportunidad de jugar con tus hijos, de reírte con ellos, de abrazarlos, besarlos y acariciarlos todos los días. Lo que menos necesitan es juguetes, cuando les das amor. 
Que el tiempo que estés con ellos, sea un tiempo de calidad, de que ellos y tú disfrutéis. Ellos, con su Amor infinito hacia vosotros, os ofrecen mucho más de lo que puedan costar la play station o la monster high. No te pierdas la infancia de tus hijos por acumular bienes y horas de trabajo, para tener mas dinero. Día a día, ellos van creciendo y se van haciendo mayores, si no pasas ese tiempo con ellos, no lo podrás recuperar jamás.

2 comentarios:

  1. para contarle a los nenes chiquitos.
    - Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:

    - ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

    - ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.



    Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:

    - Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.



    Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:

    - Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

    - ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero. no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.

    - No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

    - ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes con cara de sorpresa y admiración.

    - Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.

    - Sí, claro, eso es fundamental, asistieron los tres Reyes.

    - Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

    - Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje, respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

    - Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

    Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:

    - Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

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