Ishi fue un indio Yahi, nacido alrededor de 1860. Los Yahi formaban parte de un grupo tribal más grande llamado Yana. Ocasionalmente hubo encontronazos con la gente blanca lo que llevó a organizar matanzas descontroladas. En 1868 lograron asesinar a casi todos y dejar con vida sólo a 30 yanas. Asustados de la presencia de los hostiles colonizadores, se retiraron hacia lo más profundo de los cañones y cuevas de Deer Creek, para no tener contacto nunca más con la civilización. Entre ese grupo se encontraba el jovencito Ishi. Los años pasaron y fueron quedando sólo Ishi y su familia pero, en 1908, tras el descubrimiento por una expedición de técnicos de una presa hidroeléctrica de su último escondite, no quedó más que uno: Ishi, quién nos dejó estas frases...
“El Gran Valle es más grande que la mayor de las praderas. No uno, sino muchos ríos atraviesan trazando vueltas y curvas. Las encinas crecen altas y cargadas de bellotas. ¡Y las hierbas cubren la tierra! En un tiempo, el pueblo del valle y los ciervos del valle engordaban aquí y había gran cantidad de ellos. Ahora engordan los sàldu (hombre blanco) y sus vacas. ¡Muchos sàldu!, están en todas partes... ¡demasiados sàldu!”
"Aquí no queda ninguna presencia de espíritus. Soy el último del Pueblo, cuando haya desaparecido, será como si nunca hubiésemos existido."
“Ahora lo sé: no hay nada que esté mal en los pies de los sáldu. Lo que está mal es lo que vosotros llamais zapatos. ¿Cómo sabes por dónde andas cuando tus pies no tocan la tierra?"
Una vez que aprendió inglés le preguntaron cual era su nombre. Él respondió Ishi, que en su lengua significa hombre. Nunca quiso decir su verdadero nombre. Cuando le preguntaron por qué, el respondió “No tengo ninguno, porque no hay gente para nombrarlo”
Ishi murió de tuberculosis en 1916.
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