Este maravilloso relato corto autobiográfico, escrito con palabras que por momentos resultan poesía pura, comienza con el siguiente párrafo...
"Te lo voy a decir una vez y ya es demasiado: enjuágate las manos en mar antes de poner el cebo en el anzuelo. El pez nota el olor, rehuye el bocado que viene de tierra. Haz exactamente lo que veas hacer, sin esperar a que nadie te lo diga. En el mar no es como en el colegio, no hay profesores que valgan. Está el mar y estás tú. Y el mar no enseña nada, el mar hace, y a su manera."
En ese verano, se halla en un momento complejo. A los diez años, dirá, se escribe por primera vez la edad con dos cifras, y estalla un deseo de crecer en todos los sentidos. Un crecimiento que no deja de tener su parte dolorosa. Conoce la violencia: otros muchachos le propinan una brutal paliza, que, sin embargo, no despierta sus deseos de venganza, pues está convencido de...
"la inutilidad del odio y de la sangre".
Y ahora reproduzco el fragmento que mas me ha aportado...
...
"- No cierras los ojos cuando besas???
- Los peces no cierran los ojos.
- Cierra esos benditos ojos de pez...
-Es que no puedo; si tu vieras lo que yo he visto, no podrías cerrarlos.
...
- Solo eres un niño de 10 años.
- Y los adultos no sois los gigantes que pretendéis ser; sois falsos niños a quienes os han robado la capacidad de disfrutar de la vida, deformados por un cuerpo voluminoso, que no comprendéis el verdadero significado de las palabras, el verdadero significado del amor."
...
Y el libro acaba...
"Sabemos perfectamente que no volveremos a vernos. Y si ocurre, seremos diferentes y no nos reconoceremos. Cambiarás de forma y de voz, los ojos de pez no, quizás te reconozca por ellos."
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