Uno de los "valores" más peligrosos es la obediencia, a pesar de que muchas familias y muchas escuelas la exijan a los niños.
Pero la obediencia a la autoridad es peligrosa para los niños y para el futuro de la sociedad libre.
Personas libres, con criterio propio, con capacidad para negarse a cometer acciones injustas porque la autoridad lo manda, capaces de levantarse y revelarse, no se crean de la nada, no se construyen inculcando obediencia ciega al adulto o a la autoridad.
Quiero niños desobedientes y a la vez, capaces de respetar al otro y convivir, pero no que acepten sin rechistar normas absurdas y órdenes de cualquier figura de autoridad adulta que se les presente.
El experimento de Milgram
Para ilustrar lo que os digo voy a invitaros a conocer y a reflexionar sobre el famoso experimento de Milgram. Si no lo conocéis seguro que os quedáis, como hice yo, absolutamente boquiabiertos. Parece mentira, parece increíble, pero es cierto. La obediencia a la autoridad se queda tan gravada en nuestras mentes que somos capaces de cometer las mayores monstruosidades.
Un tema del que vamos a partir son los crímenes de guerra causados por la obediencia y el supuesto derecho que cualquier soldado debe tener a desobedecer una orden criminal.
Pero, ¿es eso siempre posible?
Milgram demostró que no, que los seres humanos tenemos (o, en mi opinión, los educados con la pedagogía negra de la obediencia) tienden a obedecer a la autoridad por el simple hecho de serlo, delegando en ella su criterio, su autonomía, su juicio y su libertad. Si la autoridad manda algo la responsabilidad ya es de esa autoridad y no de nosotros mismos, siendo capaces de hacer cosas que ninguna persona decente haría. Vamos con Milgram.
Stanley Milgram era psicólogo en la Universidad de Yale e ideo este experiemento pensando en valorar precisamente crímenes cometidos durante el nazismo.
Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio.
Los sujetos pensaban que el experimento analizaría otro parámetro, pero, en realidad, lo que buscaba era determinar hasta que punto eran capaces de obedecer a la autoridad contrariamente a su moralidad. Los participantes pensaban que estaban aplicando descargas eléctricas a un sujeto y aumentarían la intensidad a órdenes de la figura de autoridad. La mayoría aceptó seguir causando daño incluso cuando escuchaban gritos de agonía.
En los diferentes experimentos los resultados, con variaciones poco significativas, indicaron que las personas eran, mayoritariamente, capaces de causar daño conscientemente siempre que fuera la autoridad manifiesta quien se las ordenada.
Quizá lo más emocionante del experimento de Milgram es la carta de uno de los participantes, que comprendió el objeto del trabajo, y, ante lo vivido, decidió hacerse objetor de conciencia cuando fue llamado como soldado a la guerra de Vietnam. Pero la mayoría no reaccionaría de este modo. La autoridad era un valor demasiado firme en sus mentes para cuestionarla.
El experimento de Milgram es fundamental, en mi opinión, para comprender como el valor de la obediencia puede llegar a ser dañino. Sin duda, la obediencia puede ser muy peligrosa.
¿Vosotros queréis que vuestros hijos apliquen descargas eléctricas si se lo manda la autoridad?
y a modo de conclusión o posdata... una reflexión...
ResponderEliminar...sería posible que hoy, luego de más de 70 años desde que se decidió llevar a cabo el holocausto judío, la mayor expresión de la maldad humana, pueda repetirse tal acontecimiento, con tal magnitud y tales protagonistas???
...La humanidad no ha reflexionado lo suficiente???
...La humanidad aún hoy sigue siendo tan malvada como para cometer tal acto de lesa humanidad???
El experimento de Milgram: la maldad en los humanos...
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