Hay que aprender a vivir directamente con los conflictos e incongruencias de nuestro entorno y de nosotros mismos, no ignorarlos, no ahogarlos, no rechazarlos, ni intentar ignorar su existencia...
...están ahí, no podemos acertar siempre. Cuando acertamos (muchas veces) no somos capaces de darnos cuenta de que realmente nunca existe un acierto absoluto, siempre habrá alguien que pueda replicar una parte o la totalidad de tu acierto, que no esté conforme, que no le guste lo que hagas, antes estas situaciones, lo más válido es intentar (nos suele resultar difícil el hacerlo) escuchar, aprender, valorar, y rectificar si es necesario o afirmarte en tus creencias si no te han convencido. Y así de forma cíclica, porque, quien sabe si en otro momento, vendrá alguien y con argumentos sólidos es capaz de hacerte cambiar esa opinión, creencia, decisión...que creías tan adecuada y acertada; lo cual, no sería una incongruencia, sino una existencia asertiva en donde cada uno se respeta a si mismo y a los demás.
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