“Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la Insurrección es para el pueblo y para cada porción del pueblo, el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus deberes”
(Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1793)
“Me cuesta menos en todo sentido incurrir en la penalidad de la desobediencia al Estado, de lo que me costaría obedecer. Me sentiría como si valiera menos en este caso. Existen leyes injustas...
¿Debemos, pues, conformarnos con obedecerlas?
¿Debemos tratar de enmendarlas y acatarlas hasta que hayamos conseguido ese primer objetivo?
¿O, al contrario, debemos transgredirlas de inmediato?
Las personas, en general, bajo un gobierno como el que conocemos , pensamos que debemos esperar hasta convencer a la mayoría para modificarla. Pensamos que si resistimos, el remedio será peor que la enfermedad.”
La desobediencia civil consiste en pensar lo contrario...
“Si la injusticia tiene una cuerda, una polea, una soga o un eje exclusivamente para ella misma, entonces se podría considerar si el remedio no sería peor que la enfermedad, pero si es de tal naturaleza que requiere que usted sea el agente de injusticia para otro, entonces, digo, ¡viole la ley! que su vida sirva de freno para parar la máquina.”
“Bajo un gobierno que encarcela injustamente a cualquiera, el verdadero lugar de un hombre justo es también una prisión” - H. D.Thoreau
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Sé cuándo empezó todo... Y dónde...
Fue en el tell de Jericó, en el octavo milenio a JC., en el nivel llamado natufiense.
Apareció allí la primera evidencia de trigo cultivado y de animales domesticados y todo terminó...
...por primera vez el hombre pudo señalar a los animales y a las plantas y decir esto es mío. Nació entonces una abundancia engañosa y apareció por primera vez una cosa llamada excedentes de producción, que permitió mantener a un gobierno y a una casta de sacerdotes...
...es decir, que el hombre fue tan necio como para fabricar a sus tiranos.
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“Cuando la injusticia se convierte en ley, la rebelión se convierte en deber.”
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"Y confío en que veremos surgir una nueva era protagonizada por hombres sabios y justos que, habiendo asimilado los errores del pasado, abandonarán la fascinación por las mercancías y el consumo, encontrarán nuevos valores más allá del lucro y el dinero, y construirán un sistema monetario basado en la riqueza real y una omnicracia (democracia de todos) o una poliarquía (gobierno de muchos), un poder descentralizado, con instituciones supranacionales aptas para resolver los problemas globales, pero soportado por una economía desglobalizada, de mercados bio-regionales, y por sólidos y arraigados poderes públicos locales.
Necesitamos una conspiración global ciudadana y pacífica en la que los protagonistas sean las personas humildes que no quieren conquistar el mundo sino defenderlo, no quieren conquistar el poder sino repartirlo, no quieren esclavizar a la humanidad sino liberarla de la cárcel de la ignorancia y el miedo que han construido para nosotros los poderes religiosos, políticos y mediáticos, y del yugo del gran capital que es el único y verdadero poder en la sombra."
"Jamás dudéis de que un pequeño grupo de ciudadanos precavidos y comprometidos pueda cambiar el mundo. Ciertamente, son los únicos que alguna vez lo han conseguido" - Margaret Mead (1901-1978), antropóloga estadounidense.
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“El derecho de emitir dinero es función del gobierno. Creemos eso. Quienes se oponen a ello nos dicen que la emisión del dinero es función del banco y que el gobierno debe salirse del negocio bancario. Yo les digo que la emisión del dinero es función del gobierno y que son los bancos los que deben salirse del negocio del gobierno… Cuando hayamos restaurado el dinero en la Constitución, todas las otras reformas necesarias son posibles, pero mientras esto no se haga, ninguna otra reforma puede llevarse a cabo”. - William Jennings Bryan, 1896, en ese momento era el candidato demócrata para las elecciones presidenciales en EEUU.
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ahora un poquito de historia de los billetes....
"El dinero fiduciario comenzó a existir cuando empezaron a expedirse certificados de depósito de las monedas de oro y plata. Era simplemente un papel firmado por el banquero al cual le habíamos confiado nuestras monedas, y en el que se reconocía nuestro derecho a recuperarlas en cualquier momento. A veces también podía ser un “pagaré” emitido por el Banco, al portador, a la vista y sin fecha de caducidad. Con este billete o “pagaré” podíamos acudir al mercado sin necesidad de transportar el oro o la plata.
A los billetes de Banco o pagarés, se les llamó dinero fiduciario por la raíz latina del vocablo “fido”, que significa “confío”. El dinero fiduciario estaba vinculado al “patrón oro”, es decir, tomaba como referencia el oro que previamente habíamos depositado en el Banco, y el Banco estaba obligado a cambiar sus billetes por el oro correspondiente en el momento que lo solicitáramos, de manera que conservaba un valor real en la medida en que confiábamos en nuestro Banco.
Sin embargo, con la aparición de la banca, el sistema monetario y el dinero fiduciario, la picaresca de los banqueros y los gobernantes dio lugar a cierto tipo de fraudes o estafas. En ocasiones, sobre todo en la Baja Edad Media, se acuñaban monedas cuyo peso no se correspondía con el valor nominal de las mismas. Otras veces se adulteraba el oro o la plata con aleaciones que le restaban valor. O se concedían créditos sin tener oro o dinero suficiente para respaldarlos, con lo que se comenzó a especular con riqueza inexistente, traída del futuro. Este último tipo de fraude a veces sólo era descubierto cuando el Banco quebraba.
Todas estas modalidades de fraude, que hoy se hacen masivamente y de forma legal, tienen siempre como consecuencia la inflación, el aumento del precio de las mercancías y los salarios. Y es que, cuando la riqueza real de bienes materiales deja de ser equivalente a la masa monetaria, la economía se expande artificialmente, el valor adquisitivo de la moneda disminuye y el alza de precios es inevitable, dando lugar a la inflación".
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"Larry Page, catedrático de economía, presidió un Banco durante 11 años. En su best-seller “El nuevo desorden económico” explica que “en tiempos de crisis económica la riqueza no se destruye, se transfiere”, y pronostica rotundamente que “va a haber un crash”, que “un pequeño grupo de gente va a ganar un montón de dinero al mismo tiempo”.
En las reuniones del FMI algunos economistas anuncian un crash inminente.
El sistema financiero tiende al colapso por una razón muy simple y que todo economista honesto reconoce. Los pasivos valen varias veces más que los activos. Los activos están sobrevalorados. Mientras que no haya que liquidar los activos todo irá bien y se podrán ir creando más activos, más dinero imaginario, para respaldar a otros activos también de dinero imaginario.
Pero el día en que disminuyan los ingresos en la base de la pirámide, el día que en que se dejen de crear nuevas deudas, el día en que el crecimiento económico se detenga, quizá por el encarecimiento del petróleo, que traerá como consecuencia el encarecimiento masivo de las mercancías y el desabastecimiento generalizado, ese día habrá que empezar a liquidar los activos y el sistema caerá como un castillo de naipes.
Algunos se preguntarán: ¿por qué están tan sobrevalorados los activos? Pues porque los Bancos, mediante el sistema de reserva fraccionaria, pueden prestar más dinero del que realmente poseen. Esto es posible porque los Bancos crean dinero de la nada cada vez que conceden un préstamo. Este dinero que crean los Bancos se llama dinero financiero o dinero fiat imaginario.
En realidad, ni el dinero físico ni el virtual valen más que la confianza que todos depositamos en él. El dinero virtual o imaginario va a más, es la semilla de una brutal estafa masiva. Los Bancos crean dinero financiero mediante el acto de “hacer líquidas las deudas”, eufemismo que oculta la verdad.
¿Es justo que una deuda pueda hacerse líquida?
¿Puede un pasivo ser a la vez un activo?"
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El colapso financiero que padecemos no es fruto de la casualidad, ha sido programado por personas concretas con fines concretos.
Es una ingenuidad pensar que nadie mueve los hilos. La clave está en el artículo 104 del Tratado de Maastricht y el 123 del Tratado de Lisboa, redactados con la oculta intención de privatizar el dinero y endeudar a las naciones, otorgando a los banqueros privados poderes ilimitados.
Ambos artículos proceden de la ley 73,7 francesa de 1973, redactada por Valery Giscard D'Estaigne siendo ministro de Economía de George Pompidou, antiguo gerente durante cinco años de la Banca Rothschild, beneficiaria en grado sumo del desastre financiero español.
Esa ley convirtió al franco soberano en franco deuda. Curiosamente Giscard fue el redactor de la Constitución Europea rechazada en referéndum por Francia y Holanda, pero sustituida hábilmente por el sucedáneo Tratado de Lisboa.
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La concentración de capitales contradice el mercado libre capitalista, nos conduce de cabeza a una economía de monopolios privados, tal y como desea la elite globalista.
¿Hasta dónde piensan llegar?
¿Acaso pretenden crear una Empresa Única Mundial gestionada por ellos?
¿Será ese el destino final del capitalismo?".
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El poder es hipócrita...
El poder es hipócrita...
...y su Derecho Romano es tremendamente injusto.
Las Corporaciones nunca van a la cárcel aunque cometan los crímenes más horrorosos, pero las personas molestas para el establishment serán encerradas por motivos nimios, o por robar alimentos para dar de comer a sus hijos desnutridos.
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