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miércoles, 18 de septiembre de 2013

El PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida...

En nuestras sociedades, el individuo está completamente aislado en un sistema que manipula su imaginario a través de la publicidad y la propaganda. 

El comportamiento traduce un conformismo total, la obediencia a todos los llamamientos de la moda. Muchos creen mostrarse originales teniendo piercings o tatuajes. Esto hace reír a nuestros amigos africanos, porque para ellos el tatuaje es un medio de recibir identidad, mientras que aquí los jóvenes que se hacen tatuar para distinguirse, lo único que logran es confundirse con la masa...

...tengo un amigo, profesor de filosofía, que vive en Benin. Es un viejo Yoruba. Cuando viene a París, suele cruzarse en el metro con otros africanos que lo identifican inmediatamente como Yoruba y reconocen su clan y status social viendo sus escarificaciones faciales...

El mito occidental del individuo autónomo y todopoderoso es una burla, el individuo de nuestras sociedades es una oveja en medio de la manada.

En EEUU, por ejemplo, reina la obsesión por ser "correcto", y correcto quiere decir estar dentro de la norma, es decir, seguir los sondeos. Si el 51 % de la población está a favor de la pena de muerte, todos deben estar a favor de la pena de muerte. Si el 51 % está en contra, todos deben estar en contra. Así como un día la sociedad está a favor, al día siguiente está en contra. Es la dictadura de los sondeos. Es la dictadura del conformismo. Es la dictadura de la televisión, la cual no creó el conformismo, aunque claramente se nutre de él y lo refuerza considerablemente.

Decrecimiento y posdesarrollo : el pensamiento creativo contra la economía del absurdo 
Serge Latouche

Hace mucho tiempo que pienso en escribir un post sobre el significado del Producto Interior Bruto y la falta de sentido de medir eso que este indicador mide. 

En su momento pensé en definir como mide algo que para las personas no tiene ningún sentido, y hasta ahora no encontré la inspiración, ni las palabras...

...pero gracias al libro que estoy leyendo, y del cual puedes leer el título tres párrafos mas arriba, he encontrado estas otras, a mi entender, totalmente apropiadas, pronunciadas por Robert Kennedy el 18 de Marzo de 1968...

"Nuestro PIB tiene en cuenta, en su cálculos, la contaminación atmosférica, la publicidad del tabaco y las ambulancias que van a recoger a los heridos de nuestras autopistas. Registra los costes de los sistemas de seguridad que instalamos para proteger nuestros hogares y las cárceles en las que encerramos a los que logran irrumpir en ellos. Conlleva la destrucción de nuestros bosques de secuoyas y su sustitución por urbanizaciones caóticas y descontroladas. Incluye la producción de napalm, armas nucleares y vehículos blindados que utiliza nuestra policía antidisturbios para reprimir los estallidos de descontento urbano. Recoge […] los programas de televisión que ensalzan la violencia con el fin de vender juguetes a los niños...

...En cambio, el PIB no refleja la salud de nuestros hijos, la calidad de nuestra educación ni el grado de diversión de nuestros juegos. No mide la belleza de nuestra poesía ni la solidez de nuestros matrimonios. No se preocupa de evaluar la calidad de nuestros debates políticos ni la integridad de nuestros representantes. No toma en consideración nuestro valor, sabiduría o cultura. Nada dice de nuestra compasión ni de la dedicación a nuestro país. En una palabra: el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida."

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Mad World.

Mad world...
"cada 3 segundos el mundo pierde a un niño por causas que podrían haberse evitado".

misma canción, diferente coreografía, fantástico vídeo...
bullying (acoso escolar) y racismo...

...y aquí el vídeo original...


martes, 3 de septiembre de 2013

El fin del trabajo... Jeremy Rifkin.

Libro muy recomendable, escrito en 1994, que explica porque hemos llegado a la situación económica que nos encontramos, el ya la preveía en esa época, y cuales son las causas, y a la vez, proponiendo soluciones viables de futuro...

El paro ya es endémico. El fin del trabajo conlleva el ocaso de una época que está dando los últimos coletazos: ni la teoría tradicional del capitalismo industrial, ni la estructura actual de la sociedad polarizada en torno al Estado y el Mercado, permiten afrontar la amenaza de un insostenible paro estructural. Repartir el empleo, rediseñar la semana laboral y establecer un nuevo contrato con la sociedad civil que potencie la economía social son los pilares de la que acaso sea la única alternativa viable en la era posmercado.
"El término consumo, en su forma original, significaba destruir, saquear, someter, acabar o terminar. Es una palabra forjada a partir de un concepto de violencia y, hasta el S.XX tenía tan solo connotaciones negativas. A finales de los años 20 del pasado siglo se empleaba para referirse a la peor de las epidemias del momento: la tuberculosis.

La metamorfosis del concepto de consumo desde el vicio hasta la virtud es uno de los fenómenos más importantes observados durante el transcurso del S.XX.

El hecho de que los trabajadores, allá por 1920 en EEUU, prefiriesen cambiar horas adicionales de trabajo por horas adicionales de ocio se convirtió en una gran preocupación para los "capitalistas" u "hombres de negocio" cuyos inventarios de bienes se hacinaban rápidamente en sus plantas de fabricación y en sus almacenes por toda la nación.

La comunidad empresarial empezó a buscar de forma desesperada nuevas maneras para reorientar la psicología de aquellos que todavía disponían de capital llevándolos a lo que Edward Cowdrick, consultor en relaciones industriales de aquella época, definió como "el nuevo evangelio económico del consumo" - octubre de 1927.

Se lanzó una vigorosa campaña de publicidad diseñada para hacer que los propietarios se sintieran descontentos con el vehículo que ya poseían. "La clave de la prosperidad económica", dijo Charles Kettering de General Motors, "consiste en la creación organizada de un sentimiento de insatisfacción".
El economista John Kenneth Galbraith lo resumió de forma mucho más sucinta años más tarde, al observar que la nueva misión de las empresas era, fundamentalmente, la de "crea las necesidades y esfuérzate por satisfacerlas".

Sin embargo, nada tuvo tanto éxito en la reorientación de los hábitos de compra de los asalariados norteamericanos como el concepto de crédito a los consumidores. (os suena???) La compra a plazos se hizo algo extremadamente seductor, y para muchos se convirtió en algo más que una simple adicción. 

En el momento del "crack del 29", el 60 % de las radios, de los automóviles y de los muebles vendidos en los EEUU fueron adquiridos bajo la forma de venta a crédito.

Y así comenzó a transformarse la conciencia consumidora del trabajador americano...

El historiador del trabajo Harry Braverman captó el espíritu comercial del momento, en 1974, al afirmar que "la fuente del status ya no es la capacidad para crear cosas sino la posibilidad de adquirirlas"."