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sábado, 31 de diciembre de 2016

Despidiendo el año...

Unas palabras para esta noche...
Las palabras aman, unen, hacen reír y llorar, las palabras nos ayudan a comprender; los que no comprendemos somos ignorantes, las palabras acechan los oídos de los enamorados, las palabras mudan en llanto, en las plegarias.
Las palabras, a veces, no se escuchan, otras, no se dejan oír, pero se miran en unas manos, las palabras nos hacen libres, pero también esclavos; las palabras comunican lo que pensamos, y mienten cuando no dicen la verdad, las palabras se susurran en las orejitas de un bebe y tranquilizan, quizás también amansen a las fieras.
Otros utilizan "la palabra" para matar y asesinar en nombre de un Dios que nadie ha visto, ni conoce, ni siente, ni padece; mientras otros con una simple palabra, nos hacen felices el resto de nuestras vidas.
No son las palabras las que nos hacen esclavos, somos los hombres los que las esclavizamos, las palabras son mentiras que engañan o verdades que duelen, las palabras sueltas muchas veces resultan inconexas, dichas por un desconocido, no significan nada, pero esas mismas palabras, en alguien a quien amas, eriza el bello de tu cuerpo y recorren tus venas, como un bálsamo milagroso que cura todos tus males.
Las palabras también desaparecen, y se producen silencios, a veces incómodos, y otras, resultan innecesarias, porque las dos personas, sin palabras, se dicen todo con una mirada, con una sonrisa, con una caricia o con un beso... no las necesitan.
Hay palabras que se dicen muchas veces por decir, "felices fiestas", pero yo os las deseo de verdad y de corazón, y no sólo en estas fiestas, que no importan ni mas ni menos que cualquier otro día del año, si no que con palabras, os deseo felicidad siempre.

Un consejo sobre el amor de las caricias...
Si una persona acaricia a otra, no para expresarle el grado de afecto que siente hacia ella, sino sólo para acumular sensaciones placenteras, reduce su cuerpo a mera fuente de gratificaciones. Esta conducta puede parecer tierna, pero es violenta pues quien la adopta considera el cuerpo ajeno como un mero medio para sus fines y lo despoja de su condición básica: ser expresión viva de la persona en la que está integrado.

Una poesía para despedir el año...
Me cuesta comprender la realidad
cuando los recuerdos que nos unían
han desaparecido de tu corazón.
Me gustaría seguir habitando
como antaño tan dentro de ti,
que cuando mis recuerdos falten
pueda ir corriendo a encontrarlos
en lo mas hondo de tus entrañas.
Me aflijen los momentos maravillosos
al recordarme la felicidad pasada.
Un nudo recorre mi garganta
cada vez que el recuerdo de un beso tuyo
vuelve a pasar por mi corazón.
Que fácil vivir con esos recuerdos maravillosos
a pesar de que yo sea el único que los recuerde
a pesar de que ya no habiten dentro de ti.
Lloro mirando las estrellas
mientras una gota de lluvia
acaricia una de mis lágrimas
y ambas se deslizan juntas,
al contrario que nuestros recuerdos,
golpeándose bruscamente contra el suelo,
dejando de ser lluvia y lágrima
siendo las dos unidas, un nuevo amanecer.
...un abrazo y una sonrisa a tod@s
Una ciudad en la que vivir...




martes, 27 de diciembre de 2016

Por suerte o por desgracia, el tiempo avanza...

"Te preparas para la muerte enfrentándote a la verdad. La vida es lo que tenemos, así que mejor vivamos nuestras vidas por completo mientras la tengamos, porque no hay nada después. Somos afortunados accidentes o al menos cada uno de nosotros lo es, si no hubiéramos estado aquí otros habrían estado en nuestro lugar. Tomo todo esto para reforzar mi visión de que soy afortunado de estar aquí y también lo eres tú, y debemos aprovechar nuestro breve tiempo aquí al máximo para intentar entender las cosas y conseguir una completa visión del mundo y la vida tanto como nos permitan nuestros cerebros, que es algo bastante completo." - Richard Dawkins
Poseemos menos libre albedrío de lo que tendemos a creer. Y es que el libre albedrío, desde nuestro punto de vista, no viene dado, no es la opción por defecto del ser humano. Este libre albedrío tan limitado debe ser conquistado mediante el conocimiento, el autoconocimiento (de una misma) y el del mundo. Suponiendo que el libre albedrío pueda existir, está demostrado que nuestra libertad de juicio y de toma de decisiones está muy limitada. Somos muchísimo menos libres de lo que pensamos que somos.
Por suerte o por desgracia, el tiempo avanza, sí... no se detiene, no espera a nadie. El pasado crece, el futuro mengua... Las posibilidades disminuyen, los remordimientos aumentan.

Aprende de la Langosta, crece en la adversidad, aprende de tu dolor, olvida el odio, te hace perder momentos maravillosos. No creas que por pensar mucho en ello, solucionas tus problemas. Puedes decidir hacer esto o aquello, pero que no te digan que esto o aquello es lo que debes hacer. No te arrepientas, Nuestras acciones son únicas, y tienen unas consecuencias, esperadas o no, pero jamás se puede volver atrás, reflexiona, decide, actúa. Pide perdón si te equivocas, pero sé consciente, no puedes volver atrás. No creas en un más allá, me alegra decirte que no existe, tengo una certeza, única e inevitable, morirás, igual que yo, igual que todos, los que han muerto y los que morirán y luego... nada; o si, los recuerdos de las personas que te han conocido, me parece algo maravilloso, ser consciente de que la muerte es necesaria para valorar lo que tenemos aquí y ahora, no pensar que aunque aquí sea desgraciado vendrá luego algo mejor. Pobres suicidas que mueren y empiezan de nuevo, entonces. NO, es el final, eso está claro, y por ello, por esta clara convicción, Sé feliz.

lunes, 19 de diciembre de 2016

La sociedad actual...


"No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma."
"No mueres por estar enfermo, mueres por estar vivo."
Nos venden la libertad de la esclavitud, somos lactantes, eternamente esperamos, eternamente frustrados, nos hemos transformado a nosotros mismos en un bien de consumo y sentimos nuestra vida como un capital que debe ser invertido provechosamente, para sentir que hemos triunfado, que nuestra vida tiene sentido, de lo contrario nos hacen creer que hemos fracasado. Nuestro valor reside en el precio que puedan tener nuestros servicios, no en cualidades humanas de amor, de razón ni de capacidad artística.
Esta sociedad tiene personas que se sienten libres e independientes, que creen que no están sometidos a ninguna autoridad o principios de conciencia moral, pero no obstante, dispuestos a ser mandados, a hacer lo previsto, a encajar sin rozamiento en la máquina social; personas que son guiadas sin fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin mas metas que el propio autoconsumismo, que el seguir en movimiento, funcionar, avanzar.
Lo que consumimos es algo enajenado, ajeno a nosotros, está determinado por frases publicitarias antes que por nuestras verdaderas necesidades, nuestros paladares, nuestros ojos o nuestros oídos.
Somos pasivos en gran parte de nuestros momentos de ocio, esos momentos de ocio logrados a base de sangre en el siglo XIX, preferimos sentarnos en un sofá a cambiar canales en la televisión, que intercambiar pensamientos con otras personas, nos cuesta cada vez más pensar por nosotros mismos, porque implica una inquietud que nos duele, preferimos ser ovejas de un rebaño, que avanzan por donde tiene que ir, es más fácil. El hombre odia su vida de trabajo, pues le hace sentirse prisionero, y a la vez la conserva con uñas y dientes, porque su falta, implica salirse del rebaño.
Como decía Huxley: "Nunca dejes para mañana el goce que puedas tener hoy", es nuestra máxima, si no pospongo la satisfacción de mi deseo (y estoy condicionado para desear sólo aquello que puedo obtener), no tendré conflictos ni dudas, no habrá que tomar decisiones, nunca me encontraré sólo conmigo mismo, pues estoy siempre ocupado, ya sea trabajando o divirtiéndome. No necesito tener conciencia de mi mismo como tal, pues la tarea de consumir me absorbe constantemente. Soy un sistema de deseos y satisfacciones; debo trabajar para satisfacer mis deseos, y estos mismos deseos son constantemente estimulados y dirigidos por la maquinaria económica.
La religión se ha transformado, para los que creen, en un dispositivo que les ayuda a aumentar sus propias fuerzas para lograr el éxito, Dios se convierte en socio del negocio.
Me pregunto: ¿llegará el momento en que los integrantes de la burocratización a la que estamos llegando, estén bien alimentados, bien vestidos, con sus deseos satisfechos y que carezcan de deseos que no puedan satisfacer?
Un hombre que funcione como una máquina, en donde su razón se deteriora a la vez que crece su inteligencia, dando así lugar a la peligrosa situación de proporcionar al hombre la fuerza material más poderosa sin la sabiduría para emplearla. ¿es esta la libertad hacia la que nos conducimos?.
A pesar de el aumento de la producción y el confort, perdemos cada vez más el sentido de ser nosotros mismos, tenemos la sensación de que nuestra vida carece de sentido, aunque muchas veces sea inconsciente. Antes, el peligro era convertirnos en esclavos, El peligro del futuro es que nos estamos convirtiendo en robots, pero los robots no se rebelan y dada la naturaleza del hombre, no podremos vivir y mantenernos cuerdos, buscaremos destruir el mundo y destruirnos a nosotros mismos, pues ya no seremos capaces de soportar el tedio de una vida falta de sentido.
Habría que invertir la frase de Emerson: "Las cosas tienen las riendas y manejan a la humanidad" por "Dad las riendas a la humanidad para que maneje las cosas", debemos ser capaces de amar y de convertir nuestro trabajo en una actividad concreta y llena de significado, debemos cambiar ambas secciones de nuestras vidas, tanto la humana como la espiritual, porque cuando sólo cambiamos una, atentamos contra el progreso de la otra.
Hay que descentralizar el trabajo y el estado a fin de darle proporciones humanas, hay que crear una sociedad que ofrezca la posibilidad de trascender la naturaleza mediante la creación antes que por la destrucción, en la cual cada uno alcance la sensación de ser el mismo al vivirse como el sujeto de sus poderes antes que por conformismo, en la cual exista un sistema de orientación que nos ayude a experimentar con la realidad sin deformarla y en la que no necesitemos la adoración de ídolos.
Cuando hayamos sido capaces de regular nuestra relación con la naturaleza de manera razonable en lugar de ciegamente, cuando las cosas se hayan convertido verdaderamente en sus servidores y no en sus ídolos, entonces tendremos ante nosotros los conflictos y problemas verdaderamente humanos; deberemos ser temerarios, valientes, imaginativos, capaces de sufrir y gozar, pero nuestras fuerzas estarán al servicio de la vida, no de la muerte.
(reflexiones debidas a la lectura de "la condición humana actual" de Erich Fromm.)