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lunes, 5 de noviembre de 2012

Epicuro, La Muerte y Psicología Positiva...

Una de nuestras mayores fuentes de angustia es la muerte...
...no se trata ya de discursos que puedan angustiar la mente, sino de hechos reales que atenazan el cuerpo y sitúan a la existencia humana ante un paisaje que colorea definitivamente todos nuestros actos.

"Es posible frente a las demás cosas procurarse una seguridad; pero frente a la muerte todos habitamos una ciudad sin murallas"

Nada nos puede defender de esta ley de la naturaleza, pero precisamente por ello, su naturalidad le presta el nivel exacto de nuestra aceptación.
Sólo es inhumana aquella teoría que utiliza el sueño de una vida futura, de un castigo o un premio, para despreciar la vida.
Vivir no es una preparación para la muerte, sino una aceptación y adecuación a la vida.

"Las cosas que dicen que existen en el profundo infierno las hallamos todas en la vida -decía Lucrecio (De Rerum natura, III, 978 ss.)- es aquí donde la vida de los necios se vuelve un infierno."

El texto clásico sobre el problema de la muerte, de Epicuro, lo encontramos en la Epístola a Meneceo...
"Acostúmbrate a pensar que la muerte nada es para nosotros. Porque todo bien y mal reside en la sensación, y la muerte es privación del sentir. Por lo tanto, el recto conocimiento de que nada es para nosotros la muerte hace dichosa la condición mortal de nuestra vida; no porque le añada una duración ilimitada, sino porque elimina el ansia de la inmortalidad. Nada hay, pues, en el vivir para quien ha comprendido rectamente que nada temible hay en el no vivir. De modo que es necio quien dice que tenme a la muerte, no porque le angustiará al presentarse, sino porque le angustia esperarla. Pues lo que al presentarse no causa perturbación vanamente afligirá, mientras se aguarda. Así que el más espantoso de los males nada es para nosotros, puesto que, mientras nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte se presenta, entonces no existimos. En nada afecta, pues, ni a los vivos ni a los muertos, porque para aquellos no está y éstos ya no son... El sabio, en cambio, ni rehúsa la vida, ni teme el no vivir. Porque no le abruma el vivir, ni considera que sea algún mal el no vivir."

La muerte es, efectivamente, "el más espantoso de los males". 
Más espantoso sería, sin embargo, que hubiera todavía más muerte detrás de ella; que al otro lado de la muralla, que señala el fin inevitable de la existencia humana, cupiese la posibilidad de más negación y más sufrimiento. 
Pero si, efectivamente, la muerte es lo más terrible, ello quiere decir que lo es frente a la vida... 
Si la muerte nos horroriza, es porque aquello en lo que estamos, la vida, es un bien, o por lo menos tiene la posibilidad de serlo. 
Si vivir se ha convertido a veces en un duro trance...
...ello no impide descubrir las hermosas posibilidades de la vida.

Toda teoría de la inmortalidad nos arrastra al olvido del mundo, al olvido del cuerpo, incluso al desprecio de la vida misma, por el premio de la recompensa de una "vida después de la muerte", esa otra vida que nadie ha vivido, pero que nos es prometida como "premio" o "condena"...
...es una calificación de la inmortalidad, que encierra una importante contradicción. 

Es en la vida terrena donde se gana la otra vida...
...en función de códigos establecidos por los hombres, o por Dioses inventados por estos mismos hombres, que propugnan "mandamientos" y "promesas", que nos conducirán a algo mejor. 
Vivir se convierte en una relación angustiosa con el más allá, que nubla nuestros sentidos del aquí y ahora. 
El miedo se convierte en la razón de la vida, un miedo a la desconocida inmortalidad, la cual, para conseguirla, debemos sacrificar lo que ahora tenemos, y siempre con la fe, en que eso que llaman muerte no sea el final.


Hay que recordar, como nos dice Eduard Punset, que ahora sabemos que «hay vida antes de la muerte». La gente supuestamente pensante había estado convencida hasta ahora de que lo único que importaba era saber si había vida después de la muerte, cuando ya hace tantos siglos, En el año 306 a. C., a los 35  años, un filósofo llamado Epicuro, regresó a Atenas, y fundó su escuela, denominada Jardín, y nos reveló que "mientras nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte se presenta, entonces no existimos."

La meta será aprender a convivir con la realidad de que todos somos mortales, pero que esto no necesariamente implica algo negativo. De esta manera cada día tiene más valor, el tiempo nació para que aprendamos a disfrutarlo y hacer lo mejor de él, no desperdiciarlo inútilmente con fantasías que no nos conducirán a ninguna parte.

Intenta huir de esos pensamientos automáticos y recurrentes acerca de la muerte, cada vez que te encuentres con estas ideas, intenta sustituirlas por otros pensamientos o realiza una acción física para cortar ese hilo conductor cruel.

Como dice un proverbio chino...
"Si Vives tu vida, como si cada día fuese el último... algún día acertarás."

Fuentes...
AUTOR: Lledó Iñigo, Emilio TÍTULO: El Epicureísmo : una sabiduría del cuerpo, del gozo y de la amistad / Emilio Lledó PUBLICACIÓN: Madrid : Taurus, 2003
http://psicologiapositivauruguay.wordpress.com/2012/01/12/miedo-a-la-muerte/

1 comentario:

  1. así veo yo la muerte de mi abuelo...

    http://unabrazoyunasonrisa.blogspot.com.es/2013/12/elegia-la-muerte-de-mi-abuelo.html

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