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viernes, 22 de marzo de 2019

La felicidad en la sociedad de hiperconsumo...

Hemos pasado de una sociedad de consumo familiar hasta los años ´80-´90 en donde los aparatos se compraban para toda la familia: un coche, un televisor, un frigorífico, etc. a una sociedad de equipamiento individual, cada uno quiere su coche propio o tiene su televisión u ordenador y luego tenemos el "aparato" hiperconsumista por excelencia que es el smartphone, obsoleto a los 2-3 años, en constante renovación, con multitud de fundas, protectores de pantallas, app´s, etc. Cada quien tiene sus objetos propios, sus horarios, su uso personal e individualizado, incluso niños de 10 años y menores dominan el aparato, muchas veces mejor que sus padres, es el sueño capitalista, es la sociedad de consumo hiperindividualista.
El consumo, hasta hace unas décadas, era de clase; viajar, hacer turismo, estudiar en el extranjero, comprar, etc. eran signos de tu poder adquisitivo, de que pertenecías a una clase, era un cierto control de lo colectivo frente a lo individual. Ahora hay un consumo optativo, no nos basamos en necesidades, no existen marcos, la "mayoría" de las personas pueden comprar la "mayoría" de las cosas, -en el mundo mal llamado desarrollado- desaparecen las barreras.
Lo definió muy bien el ex-ministro de economía y banquero corrupto Rodrigo Rato...
"es el mercado amigo".
Vivimos en un turbocapitalismo que ha creado el turboconsumidor hiperindividualista, totalmente liberado de las convicciones sociales, consumidor flexible, nómada, imposible de predecir en un principio pero que ahora con toda la información que generamos puede ser "sutilmente" coaccionado a comprar lo que las empresas quieren que compre, el mercado colma todas sus aspiraciones y satisfacciones, es la comercialización de los modos de vida.
Los objetos de consumo son banales y los pueden comprar todas las capas de la sociedad, ya no compramos para distinguirnos socialmente, si no para satisfacer una lógica de la experiencia. Objetos que son modos de vida, con los que vivimos y no como hace décadas, para exponer en vitrinas (quien no tiene en casa de sus padres vitrinas con figuritas, dedales, marcos de fotos, muñecas de porcelana, etc.???). Ahora consumimos para ser, para tener experiencias y no para tener, si tu smartphone tiene un año y ya no puedes descargar nuevas app´s pues lo renuevas, no estás apegado a él, desechas ese y compras otro.
Al carajo con los niños que mueren antes de llegar a adultos en el Congo en la minería del Coltán.
El consumo es lo importante, es nuestro marco vital, es nuestro dopaje, lo importante no es qué es lo que compras, si no tener la posibilidad de comprar; lo importante no es a dónde viajar, si no tener la posibilidad de poder viajar. A través de las compras el consumidor expresa su rechazo a convertirse en cosa, busca ponerse en movimiento frente a la rutina. Es un deseo de romper los tiempos muertos, rejuveneciendo su experiencia del tiempo, reaviva su presente. Un rejuvenecimiento eternamente repetido. no podemos parar, tenemos que viajar, tenemos que comprar, nos han vendido que solo tenemos una vida y que si no la aprovechamos constantemente, disfrutando al máximo, estamos perdiendo el tiempo, intensificamos nuestro presente, dejando de lado a veces pequeños placeres como sentarse en un banco y no hacer nada más que dejar que pase el tiempo.
"El término consumo, en su forma original, significaba destruir, saquear, someter, acabar o terminar. Es una palabra forjada a partir de un concepto de violencia y, hasta el S.XX tenía tan solo connotaciones negativas. A finales de los años 20 del pasado siglo se empleaba para referirse a la peor de las epidemias del momento: la tuberculosis. La metamorfosis del concepto de consumo desde el vicio hasta la virtud es uno de los fenómenos más importantes observados durante el transcurso del S.XX.
El hecho de que los trabajadores, allá por 1920 en EEUU, prefiriesen cambiar horas adicionales de trabajo por horas adicionales de ocio se convirtió en una gran preocupación para los "capitalistas" u "hombres de negocio" cuyos inventarios de bienes se hacinaban rápidamente en sus plantas de fabricación y en sus almacenes por toda la nación." - El fin del trabajo - Jeremy Rifkin.
El consumo es un paliativo, un consuelo para la vida cotidiana, para la miseria diaria, una forma de compensar nuestras frustraciones, tiene un aspecto terapéutico la bulimia del consumo, esperamos encontrarnos mejor consumiendo, cuando la realidad es que pasa lo contrario, cuanto más consumimos, mas insatisfacción, más necesitamos consumir para vencer ese "mono" que nos carcome por no hacerlo, la rueda gira y gira cada vez más rápido, directamente proporcional a nuestras frustraciones e insatisfacciones.
Hemos sacrificado el futuro de la humanidad por nuestro presente, por gozar ahora (nuevo carpe diem???)... el hiperconsumidor se ha vuelto un hiperconsumidor de salud. dietas, chequeos, prevención, alimentación, todo tipo de deportes para mantenerse en forma, etc. ya no se trata de curar, sino de prevenir para vivir mas, para trabajar mas tiempo, para jubilarse mas tarde; trabajar para hacer deporte, no fumar, comer sano, dormir bien... es una medicalización de la vida, la ideología médica ha penetrado en todos los ámbitos de la vida. lo que nos caracteriza hoy en día es la búsqueda de la salud, no es una sociedad hedonística sino ansiosa, agobiada por la salud, etiquetando como trastornos o síndromes multitud de situaciones que son cotidianas, para medicalizarlas, para sacar beneficio, para nutrir al capital, a costa de inventar y crear trastornos y síndromes que hace unos años ni existían pero que ahora generan un negocio de miles de millones en medicamentos.
Hay como dos caras de la misma moneda de consumidores, los hay más reflexivos que piensan y se informan antes de comprar y luego están los influencers, fashion victims, etc. que su vida gira entorno al consumo por el consumo. Se ha instalado una nueva relación con la comodidad, con el confort, el hiperconsumidor quiere ganar tiempo, no aguanta esperar, es alérgico a la espera, le devora el tiempo de la inmediatez, quiere comprar siempre, consumo temporal y de velocidad, en cualquier momento del día o de la noche, en internet hoy en día es posible consumir 24/365.
El explotado se explota a si mismo.
Hemos pasado de un consumidor, antes de los ´90, cuantitativo (coche, televisor, lavadora, frigorífico,...) a un consumidor cualitativo, en donde su consumo tiene relación con el sentimiento, es un consumo más sensorial, de la emoción, lo que nos gusta lo compramos, sin importar tanto la eficiencia funcional del producto, lo importante es que despierte nuestros sentidos, mandan los diseñadores de producto, importando más la imagen del producto que el producto en sí, asociándolo a lo emocional.
La gente dice que se siente feliz cuando se le pregunta, pero también dice que cree que los demás no son felices. Qué paradoja!!! Todo el mundo se declara feliz y a la vez todo el mundo se queja. Tenemos la mayor libertad sexual de la historia y a la vez vivimos en una miseria sexual.
Parece que hay una avería de la felicidad a través de lo material y se puede observar por el advenimiento de nuevas formas de espiritualidad, por ejemplo el éxito de los libros de autoayuda, en donde te venden que la felicidad depende de ti mismo, de tu interior, que la felicidad se aprende, que hay que trabajarla, etc.
Qué tipo de encantamiento es éste!!! Una nueva era de ingenuidad y falsas promesas, el pensamiento mágico 2.0???
Si hay algo que la vida enseña es que somos totalmente incapaces de volvernos dueños y poseedores de la felicidad. el ser humano es un ser incompleto, incapaz de bastarse a sí mismo, necesita de los otros para conocer la felicidad, porque la felicidad se compara en relación con los demás. Estamos condenados a las decepciones y miserias de la vida, la felicidad es fugaz, es inestable sin los otros y cuando estamos con los otros, nos encontramos a su merced.
"Sólo podemos acceder a una felicidad frágil" - Rousseau.
No podemos ser felices solos, no somos dueños absolutos de nuestra felicidad, muchas veces la felicidad nos llega y se nos va sin que intervengamos nosotros, no la dirigimos, no la poseemos, la felicidad aparece, pero no, cuando nosotros queremos, no la gobernamos, son sentimientos mezclados con emociones, que van y vienen y en gran parte sin nosotros, sin que nuestra consciencia sea consciente, podríamos decir.
La felicidad no se puede edificar como una casa, la felicidad se encuentra, no está a nuestras órdenes y no debemos sobrevaluar el poder de nuestra conciencia sobre nuestros estados emocionales. La felicidad y la alegría de vivir tienen más que ver con un estado mental que con el resultado del despertar o la transformación de la conciencia.
Cada vez dominamos mas nuestro entorno, dominamos más el mundo que nos rodea (lo que llaman el progreso) pero la felicidad no aumenta, lleva estancada décadas, llegado a un mínimo para vivir cómodamente, está demostrado que la felicidad no aumenta e incluso cuando aumentan ese mínimo y sobra dinero, la felicidad tiende a disminuir. No podemos crear la alegría de vivir, la calidad de vida aumenta, pero la calidad de nuestra vida subjetiva no avanza. El postulado de que el aumento de riqueza lleva al aumento de felicidad (de ahí que se asociase la riqueza a la felicidad mediante el PIB) es una falacia.
"La mayoría de las gentes ni siquiera tienen conciencia de su necesidad de conformismo. Viven con la ilusión de que son individualistas, de que han llegado a determinadas conclusiones como resultado de sus propios pensamientos - y que simplemente sucede que sus ideas son iguales que las de la mayoría - El consenso de todos sirve como prueba de la corrección de "sus" ideas. Puesto que aún tienen necesidad de sentir alguna individualidad, tal necesidad nos satisface en lo relativo a diferencias menores;" el tener un móvil samsumg o nokia, el votar por el PP o por el PSOE, el beber whisky o ron, "se convierten en la expresión de las diferencias individuales. El lema publicitario "es distinto" nos demuestra esa patética necesidad de diferencia, cuando, en realidad, casi no existe ninguna." -  parafraseando a E. Fromm
No debemos desdeñar tampoco los placeres ligeros, porque aligeran la existencia, jugar es fundamental, como adultos parece que el juego deja de tener sentido y sin embargo, es uno de los mayores placeres que podemos experimentar y con una de las mas altas puntuaciones a la hora de medir la felicidad, esos placeres ligeros hacen la vida mas vivible. La filosofía de la felicidad debe incluir la superficialidad y la profundidad. Es una lucha contradictoria entre la construcción difícil del "sí mismo" y la evasión y el escape fácil.
No hay que denigrar ni deificar la sociedad de consumo, hay que criticar el exceso y el hecho de vivir para el consumo, como si el consumo fuera el fin de la existencia. El consumo debe ser un medio para vivir mejor, para ser más felices. el sr humano no es solo un consumidor, es un ser que piensa, que aprende, que avanza, que se busca a sí mismo.
El consumo invade demasiados espacios de la vida y esto es lo que hay que corregir, la ética de la persona.
Para reducir la pasión consumista, Spinoza nos da la via, hay que oponer una pasión a otras pasiones. Debemos crear una nueva pedagogía o política de las pasiones, en donde se ofrezca a los individuos propósitos para movilizar sus afectos y sus pasiones en ámbitos en donde no tiene nada que ver consumir. Debemos ahondar en una ecología de la mente que represente toda la existencia, que lleve al ser humano a centrar sus pasiones en ámbitos al margen del consumo, generando un mayor equilibrio tanto individual como socialmente. Si uno tiene una auténtica pasión comprometida (en el trabajo, en el estudio, en el deporte, en el conocimiento, etc.) en la acción, entonces no hay necesidad de reducir el consumo de manera artificial, lo haríamos naturalmente porque las personas dedicarían su tiempo a lo que les apasiona en lugar de consumir y por encima seríamos más felices porque estaríamos haciendo lo que deseamos, lo que queremos, lo que de verdad nos gusta, lo que nos genera placer y alegría de vivir.
GILLES LIPOVETSKY - La sociedad del hiperconsumo... https://www.youtube.com/watch?v=r3ychf3IR0w
https://iedra.uned.es/assets/courseware/v1/425189ec535bc08e1c9bd3f42ffea1d4/asset-v1:UNED+sociedhiper_01+2018+type@asset+block/CONFERENCIA_1._GILLES_LIPOVETSKY.pdf
"En los años 80 todo el mundo se echó a la calle a protestar contra la elaboración del censo de población. Incluso pusieron una bomba en una oficina de empadronamiento. La gente pensaba que tras la elaboración de un censo de población había un Estado policial que les coartaba la libertad y les sonsacaba informaciones contra su voluntad. Sin embargo, el cuestionario para el censo de población sólo contenía datos muy inocuos, como el nivel de estudios o la profesión. Por Facebook o Instagram revelamos hoy voluntariamente una enorme cantidad de informaciones personales, incluso detalles íntimos. Y al hacer eso nos sentimos libres, aunque en realidad estamos totalmente controlados. ¿Quién pondría hoy una bomba en Facebook o en Google en nombre de la libertad? Lo que sucede es que gracias a Google o a Facebook nos sentimos libres. La dominación se ha consumado en el momento en el que se hace pasar por libertad. Nos explotamos voluntariamente a nosotros mismos. También nos desnudamos voluntariamente. Esto es muy desasosegante." https://www.elmundo.es/papel/lideres/2019/02/12/5c61612721efa007428b45b0.html
"Se trata de esa dificultad de prestar atención a lo que vivimos y a lo que hacemos. ¿Cómo podemos reorientar la mirada hacia aquello que verdaderamente importa cuando estamos asaltados continuamente por todo tipo de urgencias? Son distracciones y nuevos tiempos de trabajo ingobernables que hacen que, de alguna manera, la vida nos pase por encima incluso cuando nos pensamos que estamos haciendo lo que más nos gusta." https://www.eldiario.es/cultura/filosofia/cliente-ciudadano-volver-pensar-publico_0_869313460.html

1 comentario:

  1. El Siglo del yo...
    Serie realizada por Adam Curtis para la BBC que analiza el ascenso del yo todopoderoso y consumista en el siglo XX. El Yo real es la máxima expresión de la "Democracia", un ser Supuestamente "libre" sin embargo que a Escala de masas es totalmente controlable.
    "No es que la gente estuviera al mando, sino que los deseos de la gente estaban al mando. La gente no toma decisiones sobre el poder en ese entorno. Así que, la democracia es reducida desde algo que supone actividad de la ciudadanía a la idea del aspecto público de los consumidores, dirigido fundamentalmente por deseos instintivos e inconscientes. Y si consiguen activar estos deseos, conseguirán lo que quieran de ellos."
    https://vimeo.com/17879192

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