No quiero que vuelen,
los bichos que anidan mis entrañas.
No quiero que me abandonen,
los gritos que dan sentido a mi silencio.
No quiero conservar,
lo que la muerte me quitara cuando venga.
No me merecería la pena hacerlo,
si con todo ello,
renuncio a mi dignidad,
a mí mismo.
Ya no quiero morir,
solo por el recuerdo de los bichos y los gritos,
que anidaban mi vientre,
mis entrañas.
Aunque escapen o desparezcan,
siempre vuelven,
regresan,
para recordarme quien,
en esencia,
soy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario